Martín García, María. María de Ajofrín. Ajofrín (Toledo), p. m. s. xv – Toledo, 17.VII.1489. Religiosa jerónima (OSH) y fundadora de monasterios.
Nació en la villa de Ajofrín, de donde tomó el sobrenombre, hija de Pedro Martín Maestro y de Mariana García. Desde allí llegó a Toledo e inició su estancia en un beaterio toledano conocido con el nombre de la hermana mayor de la casa, María García.
Durante el siglo xv e incluso desde el siglo xiii se había producido un crecimiento muy destacado en número de beaterios en Toledo y Castilla. Muchos de ellos llegaron a convertirse en beaterios de ramas terceras para finalizar aceptando los votos de las distintas Ó rdenes.
El beaterio de María García es un gran desconocido durante sus primeros años, como ocurre con la mayor parte de los beaterios de la época. María García era María García de Toledo, la fundadora del monasterio de las jerónimas de San Pablo de Toledo, cuyo origen fue dicho beaterio enclavado en la parroquia de San Lorenzo.
María de Ajofrín permaneció diez años de su noviciado en silencio junto con el resto de las beatas; tenía entonces veinticinco años. Al finalizar este plazo hizo confesión general y se inició un proceso de visiones de Cristo y de la Virgen con su hijo. Las visiones terminaron por convertirse en invectivas contra el clero y la necesidad de realizar una amplia reforma. Entre el grupo de beatas los testimonios crecían y el propio confesor Juan de Biezma informó al deán de Toledo, Pedro de Prexano, y al capellán mayor, Diego de Villaminaya.
Se llegó a levantar testimonio notarial el 19 de noviembre de 1484. Las crónicas narran visiones, arrobos nocturnos e incluso estigmas de la Pasión en sus manos, señales con las que el prior del monasterio de Santa María de la Sisla, Juan de Corrales, acudió al arzobispo de Toledo, Pedro González de Mendoza, con una amplia relación de todos los hechos.
La particularidad de los acontecimientos se producía especialmente cuando María recibía la eucaristía.
Todo ello la define en la época como una beata visionaria con el don de la profecía. El respeto de sus contemporáneos alcanzó a los eclesiásticos y los componentes del Cabildo de la catedral.
Falleció en Toledo el 17 de julio de 1489 en el beaterio ya acogido dentro de la Orden Jerónima desde 1464. Su fama de santidad la había precedido en su desaparición.
Bibl.: J. Corrales (OHS), Síguese la vida de la Bienaventurada Virgen María de Ajofrín, s. f. (en Biblioteca Nacional de España, ms. Ç-III-3); J. de Sigüenza, Historia de la Orden de san Jerónimo, Madrid, 1605 (reed., Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1907-1909, vol. III, págs. 357-380); A. Muñoz Fernández, Beatas y santas neocastellanas: ambivalencia de la religión y políticas correctoras de poder (siglos xiv-xvi), Madrid, Dirección General de la Mujer, 1994, págs. 119-132; L. Canabal Rodríguez, Los conventos femeninos de Toledo (siglos xii-xvi), Madrid, Universidad Complutense, 1997.
Laura Canabal Rodríguez
